Quienes vuelcan espontáneamente sus ocurrencias, son criticados por rebuscar demasiado el lenguaje. La escritura es un arte incomprendido”.
Yo no creo demasiado en el purismo (éste suele perderse caminando).
Y no me interesa la técnica. Ésta consigue cosas brillantes, pero a menudo aleja de lo cotidiano, de lo accesible. Y ¡uno escribe para los demás!
Por eso prefiero escribir claro. Lejos del artificio.
No quiero que el lector sufra mi escritura, sino que le llegue, que se encuentre conmigo, pues (como todos) necesito ser apreciado, querido.
Podría ser más abstracto, o mejorar mi poesía, pero la literatura no tiene por qué ver con construcciones eruditas, ni con minorías; los libros sólo tienen sentido si alguien los abre; y si uno escribe oscuro, el receptor se inhibe pues no tiene tanto control sobre el discurso como tú.