LAS PERSONAS (Relatos de un analfabeto), es una obra existencialista, personal, que, al principio de estudiarla, de confeccionar un boceto riguroso, severo e infl exible, me pareció una obra poético-social. Y para estas cosas, lógicamente, no sirve el método del conocimiento, sino el rito universal del apasionamiento, el ardor y el entusiasmo.
He llamado a esta obra LAS PERSONAS (Relatos de un analfabeto) por considerarlo un título de humanidad, convivencia y tolerancia,
tan en falta en los momentos actuales, donde, sin lugar a duda, el imperio de la tecnología ha empobrecido y arruinado las relaciones y vínculos entre los seres humanos.
He luchado por poner una porción, una fracción, casi real en sus personajes, porque son de vital importancia las relaciones humanas. Es, digamos, un rollo de hilo que está deshecho, despedazado y luego se va enlazando y anudando. Son hechos y circunstancias que se esquivan, se rehúyen, chocan, se rozan, yendo y viniendo de distintos lugares, pero luego, más tarde, se encuentran.
No sé si la novela suscita verdadero amor o desencanto, desilusión o hastío, aburrimiento o indiferencias, pero sí es un debate auténtico en el cual se induce la realidad, la verdad de las personas mismas, sin llamarnos a engaños. Es una corta refl exión sobre el estado agresivo y lleno de exhibicionismo violento que padecemos actualmente. El mundo, nuestro mundo provocador, a pesar de los muchos avances tecnológicos, está cada vez más loco y desequilibrado.