Siete colores es un título conmovedor para un poemario, sugiriendo una paleta emocional rica y variada. La idea de dividir los poemas por colores evoca una visualización interesante de la experiencia humana y emocional. Es fascinante cómo Joan Uribe ha recopilado estos poemas a lo largo de su vida, sugiriendo un viaje personal y emocional a través del tiempo.
La referencia a la juventud de Uribe y a su lucha con su identidad sexual en tiempos de una dictadura añade una capa de complejidad y profundidad a su obra. Es comprensible que sus poemas puedan ser desgarradores, ya que refl ejan las luchas internas y externas que ha enfrentado a lo largo de su vida. El apoyo de su hermana Teresa para, fi nalmente, compartir estos poemas con el mundo es un hermoso testimonio de conexión y amor entre hermanos.
La mención de la Iglesia añade otra dimensión a la historia de Uribe. La búsqueda de comprensión y aceptación en un entorno religioso, especialmente en una época en la que la homosexualidad era aún más estigmatizada, es un tema poderoso y relevante.
La evolución de su relación con la Iglesia, desde el amor hasta el distanciamiento, refl eja un viaje espiritual y personal que muchos pueden encontrar inspirador y conmovedor.
En resumen, Siete Colores parece ser mucho más que un simple poemario; es un testimonio de la experiencia humana en toda su complejidad, con todos sus colores y matices, contado a través de la poesía de Joan Uribe.