Por sus diferentes temáticas, los juegos de mesa que presento en este texto los clasifico en dos grupos: Primero, los considerados de astucia y estrategia para ser practicados por todos los públicos, y segundo, los de carácter erótico, ideales para adultos.
Aparte de los clásicos formatos de los juegos de mesa, o sea, tablero, dados y fichas, también quise crear una baraja de cartas singulares que permitiera practicar, no sólo alguno de los conocidos y tradicionales juegos de cartas o naipes, sino uno de características originales denominado EL TEATRILLO, cuya trama puede ser exclusivamente económica o altamente erótica.
Si el intelecto de los jugadores de cartas es activo y creativo, el desarrollo y, sobre todo el final de muchos juegos, puede tener resultados imprevisibles y, además, marcar gratos recuerdos. Por esto, se podría afirmar, sin riesgo a equivocarnos mucho, que casi todas las personas adultas han jugado más de una vez a varios de los muchos juegos de cartas o naipes que existen en el mundo, de los que podemos recordar agradables momentos de diversión o de inacabables tensiones emocionales en muchas reuniones familiares, de amigos o sociales. De aquí, que muchos de nosotros seríamos capaces de recordar como mínimo varios juegos de cartas que nos hicieron ser más solidarios, más fraternales o mejores personas, por el solo hecho de conseguir que nos conociéramos mejor, y en consecuencia, estimarnos mucho más o ser mejores amantes. En definitiva, creo que casi todos los juegos de cartas y de mesa en general, nos enseñan a ganar y perder en esta vida, a desarrollar más la perseverancia, la paciencia y la capacidad de concentración, induciéndonos a reflexionar y a tomar decisiones adecuadas, perfeccionando de esta forma nuestras habilidades de comunicación y trato social; en resumen, su práctica nos puede ayudar mucho a incrementar nuestra autoestima o valoración perceptiva de nosotros mismos.