La pequeña Emiliana vivió una infancia muy feliz hasta que fue víctima de un accidente que la dejó huérfana. Comprendió que ese sería el primer día de su segunda vida, porque había vuelto a nacer.
Tocó fondo, pero uno tiene en sí mismo la capacidad de sobrevivir y, a veces, tras morir por dentro, puedes renacer de tus cenizas...
No tenía más armas que su propia resistencia, pero no quería ser desdichada para siempre y se propuso salir adelante.
Valiente, sincera y decidida, la niña va creciendo y nos demuestra que si luchas por la vida, la vida lucha por ti. Y el universo te ayuda.
Poniendo toda su energía, consiguió recuperarse y reconstruir su vida.
“Los caminos difíciles conducen a destinos hermosos”.
Esta narración es un ejemplo de resiliencia.