Enrique tiene un quiosco en Madrid desde el que va conociendo a algunos de los protagonistas con los que el destino le unirá al final de su vida. Nicolás dejó su Galicia natal para acabar bajo la tutela de un empresario nazi. Julián y Mercedes buscan desesperadamente vengar lo que ya no puede volver, y en su búsqueda se les apaga la mirada y la vida. Rocío, amante del arte y la cultura, no puede vivir con el tormento del sueño que le arrebataron. Antonio quiere ser artista mientras descubre el sentido de su existencia. Ángel, que fue un niño abandonado, vive para hacer reales sus ideales religiosos. Y Rufino, que sobrevive por el pasado, se descubre sin futuro. Todos ellos son la voz que recrea, en la ficción, la vida de hombres y mujeres testigos de la locura devastadora de una guerra, y lo que vino después. Cada uno con su verdad ―porque no hay verdad única―; cada uno con la historia que marca sus vidas; cada uno con su dolor. Y todos ante el horror de un mundo que nace del poder sin alma y de la tristeza sin remedio. A medida que se avanza en la lectura del libro, descubriremos que sus vidas se entretejen, enfrentando profundamente los valores de un país partido en dos.