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Inermes e inertes

Autor Carmen Sáez Rodríguez

El confinamiento no es responsable de esta novela, la lluvia sí...
Colección Didot
Género Novela
Editorial Punto Didot
Fecha de Publicación 21/06/21
Peso 1,60 MB
Medidas 150 x 210 x 23
Cantidad de Páginas 380


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18,00 € Edición Papel 978-84-18600-67-8
8,00 € Pdf  
El confinamiento no es responsable de esta novela, la lluvia sí.
Acurrucada en un sofá, Marina ve lo que en las teles se cuenta del bicho chino. Con más miedo que frío, su grupo de wasap se dinamiza con los comentarios sobre el único tema posible. Las mañanas trabajando en un centro de salud hacen las tardes ásperas. La lluvia es pertinaz en la primera semana de confinamiento, sin embargo los perros tienen derecho a ser paseados.
Desde el primer día, las salidas solo duraron el tiempo justo para el alivio perruno. No había nada. No había nadie, así que el ordenador, una idea peregrina que fue desarrollándose casi espontáneamente y la lluvia interminable gestaron esta novela de soledad y de sociedad.
La muerte de un amigo, los gritos amargos de un anciano antaño famoso, una fiesta orgiástica, los maltratos domésticos, las artes adivinatorias, el testamento de un hombre bueno, las relaciones humanas y una implacable introspección son los ejes desde los que se hace una revisión de nuestras costumbres que, quizás, dejarán de serlo para siempre.
Pero no, no es una novela de desgracias, ni siquiera es triste porque está conjugada con un sentido del humor que arranca alguna carcajada en una lectura plena de sonrisas entre varias sendas de lágrimas, dolor, audacia y rebelión.
En definitiva, es la vida y la sorpresa. Y la muerte, peculiar vida.
Carmen Sáez Rodríguez
Hasta que no llegó el día, Carmen Sáez jamás pensó que alguna vez su nombre figuraría en la portada de una novela, como tampoco nunca creyó que podría llegar a escalar el Aneto sin oxígeno ni a ser una estrella del rock internacional. Pero uno de esos antisueños ya se ha producido, no sabemos cuál. En este caso no fue un segundo lo que le cambió la forma de la vida, sino que fueron necesarias casi veinticuatro horas plomizas: una conversación telefónica, la sugerencia para que una nueva actividad llenara su tiempo, una reflexión y una afirmación. Esa fue la génesis de esta novela. ¿Quién es la autora? No importa mucho porque aquí lo que prepondera es la obra. Eso sí, se rumorea que trabaja en la sanidad pública, pero ya sabemos que el cierzo sabe decir una cosa y la contraria. Solo conocemos su nombre y que antes de escribir asistía como alumna a la Universidad de la Experiencia. Así que muy joven no debe ser.